Anoche estuve platicando con una buena amiga, hablabamos de lo bien que se siente uno al hacer feliz a otra persona, es una sensación increible. Muchas veces he escuchado y leído en libros, artículos y correos que nosotros mismos, los seres humanos, somos las manos de Dios en la tierra. Antes en realidad no comprendía mucho a qué se refería la gente cuando decía esto, sin embargo ahora lo entiendo perfectamente.

En diversas ocasiones, muchas personas me han sacado de apuros... por ejemplo, siempre que se me poncha una de las llantas de mi carro hay más de alguna persona cerca, con buen corazón y vitalidad como para acercarse inmediatamente o detener su auto para cambiarmela, siempre al final con una sonrisa se despiden y se van, quizas son personas que nunca más volveré a ver en mi vida, ni ellos me volverán a ver en la suya, entonces ¿por qué detenerse?.. sobre todo con este sol y calor de Nicaragua... En ocasiones me he preguntado si existirán realmente los ángeles así como los pintan, con sus grandes alas y cabellos dorados.. ??

En mi opinión a veces los angelitos no necesariamente tienen alas, son simplemente personas de buen corazón que aparecen en tu vida en el momento justo en que las necesitabas para cumplir su función.. luego, en la mayoría de las ocasiones, desaparecen. Creo que todos podemos llegar a ser angeles para otras personas, podemos ser las manos de Dios. Es extraño, pero si analizamos las cosas bien, los seres humanos siempre estamos pidiendo por una u otra cosa, cuando conseguimos algo siempre pedimos algo nuevo y esperamos que una voz aguda nos hable desde el cielo y responda todas nuestras preguntas necias, sin embargo, esa voz por lo general siempre la llegamos a escuchar, por medio de un amigo que nos da un buen consejo, por medio de nuestra propia conciencia que nos dice qué esta bien y qué esta mal, esa es la voz de Dios.. pero a veces, aunque nos de la respuesta que tanto hemos esperado, no la queremos escuchar o no la determinamos debido a que no es la respuesta que queríamos tener.

Por eso digo que nosotros somos las manos de Dios.. somos a veces utilizados por El para dar un consejo, para escuchar a un amigo, para dar una sonrisa o incluso para brindarle ayuda al más necesitado y felicidad a un niño.

Todos deberíamos dejarnos usar por Dios, porque les aseguro que se siente tan bien ver el cambio que nuestras acciones pueden ocasionar a una persona que quizas no tenía esperanzas. Saben, este 24 de Diciembre fui a repartir juguetes al hospital del niño, junto a un grupo de amigos.. Ese día lo voy a recordar para siempre.. Entramos a la sala donde se encuentrlan los niños con cancer terminal, pude acercarme, tomarlos de la mano, sonreirles y dejarles un juguete, pero a pesar de mi esfuerzo por hacerlos sentir felices, por sacarles una sonrisita, ellos me miraban con unos ojos de profunda tristeza, al lado tenían a sus respectivos familiares los cuales, con lagrimas en los ojos agradecían nuestra visita. Salí de ese hospital con una sensación tan extraña.. a pesar de todo, sentía tanta paz porque mientras otras personas en diversas partes del mundo egoistamente en esos momentos se encontraban comprando las mil y un cosas que quizas ni necesitan para vivir.. yo pude obtener el regalo más grande de navidad, la paz interior. Pude ser las manos de Jesus, su sonrisa se pudo reflejar en la mia y ese fue mi regalo para El.

Que hermoso es el Don de Darse a los demás, no descuidando tu vida ni a tus seres queridos.. pero qué bonito es sentir que somos agradecidos con la Vida y con Dios por tantas bendiciones que a diario nos regala y las cuales muchas veces pasan inadvertidas debido a la artificialidad del mundo en que vivimos en el cual le ponemos más atención a las cosas materiales que a las sentimentales.