En ciertas ocasiones, cuando ansiamos realmente algo con todas nuestras fuerzas, nos preguntamos por qué tardamos tanto en conseguirlo, nos cansamos de esperar, de esforzarnos y al ver que pasa el tiempo y no tenemos ningún resultado nos desesperamos y nos frustramos.
Es necesario que sepamos que esperar nos hace bien, porque cuando finalmente llegamos a tener aquello que tanto hemos anhelado, lo cuidamos y valoramos más que si no nos hubiera costado ningún sacrificio.
Hay una frase muy cierta que dice que “lo que facil viene, facil se va”… y es que lo que con rapidez y facilidad nos resulta termina por aburrirnos, siempre deseamos aquello que no podemos obtener, y esta teoría puede ser aplicada en todos los aspectos de nuestra vida, desde lo laboral y profesional, hasta nuestras relaciones personales.
Esperar tampoco significa sentarnos y pensar que las cosas nos caerán del cielo, debemos de esforzarnos por lo que queremos conseguir, hacer lo que humanamente sea posible por conseguirlo, cuidándonos de no caer tampoco en los extremos de obsesionarnos con aquello que es más que claro que no es para nosotros.
Para Dios no hay nada imposible, debemos de confiar en que al ponerle a Él nuestras metas, sueños y necesidades en sus manos, Él a su tiempo y según su voluntad, si es para nuestro bien, nos lo concederá, sin embargo también hay que poner nosotros de nuestra parte.
Por otro lado, además de que llegamos a valorar más lo que nos cuesta, también sentimos muchísima más alegría y satisfacción de haberlo conseguido, por lo tanto lo cuidamos más porque sabemos que no es algo común, fácil de encontrar o conseguir, no cualquier persona tiene la dicha que tenemos nosotros de tenerlo. Por todos estos motivos, llegamos a la conclusión de que vale la pena esperar, siempre algo llegará, quizás no es lo que has estado esperando, pero te aseguro que si no es eso, será algo mejor…
“EL QUE ESPERA DESESPERA…..PERO VALE LA PENA”
Es necesario que sepamos que esperar nos hace bien, porque cuando finalmente llegamos a tener aquello que tanto hemos anhelado, lo cuidamos y valoramos más que si no nos hubiera costado ningún sacrificio.
Hay una frase muy cierta que dice que “lo que facil viene, facil se va”… y es que lo que con rapidez y facilidad nos resulta termina por aburrirnos, siempre deseamos aquello que no podemos obtener, y esta teoría puede ser aplicada en todos los aspectos de nuestra vida, desde lo laboral y profesional, hasta nuestras relaciones personales.
Esperar tampoco significa sentarnos y pensar que las cosas nos caerán del cielo, debemos de esforzarnos por lo que queremos conseguir, hacer lo que humanamente sea posible por conseguirlo, cuidándonos de no caer tampoco en los extremos de obsesionarnos con aquello que es más que claro que no es para nosotros.
Para Dios no hay nada imposible, debemos de confiar en que al ponerle a Él nuestras metas, sueños y necesidades en sus manos, Él a su tiempo y según su voluntad, si es para nuestro bien, nos lo concederá, sin embargo también hay que poner nosotros de nuestra parte.
Por otro lado, además de que llegamos a valorar más lo que nos cuesta, también sentimos muchísima más alegría y satisfacción de haberlo conseguido, por lo tanto lo cuidamos más porque sabemos que no es algo común, fácil de encontrar o conseguir, no cualquier persona tiene la dicha que tenemos nosotros de tenerlo. Por todos estos motivos, llegamos a la conclusión de que vale la pena esperar, siempre algo llegará, quizás no es lo que has estado esperando, pero te aseguro que si no es eso, será algo mejor…
“EL QUE ESPERA DESESPERA…..PERO VALE LA PENA”
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