Todos sabemos amar, pues hemos nacido con ese don. Algunas personas lo practican naturalmente bien, pero la mayoría tiene que reaprender, recordar cómo se ama y todos, sin excepción, tenemos que quemarnos en la hoguera de nuestras emociones pasadas, revivir alegrías y dolores, malos momentos y recuperación, hasta conseguir ver el hilo conductor que hay detrás de cada nuevo encuentro; si, hay un hilo. Y entonces, los cuerpos aprenden a hablar el lenguaje del alma.
Once Minutos
Pablo Coehlo
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